Durante más de 3.600 días de gobierno, en sus tres etapas de gobernador; no hay dudas que Mario Das Neves realizó una fuerte tarea de transformación de una provincia del Chubut que venía por el 2003 de 12 años de un radicalismo que estaba agonizando por su peleas intestinas y que ya no creaba ni confianza ni seguridad al momento de tratar de avanzar hacia su consolidación en una época complicada. Llegó a la gobernación un 10 de diciembre de 2003, con el 45, 59 por ciento de los votos, venciendo al entonces gobernador José Luis Lizurume de la Unión Cívica Radical, partido que se mantenía en el poder desde el año 1991.
Cuando asumió aseguró que había llegado hasta ese instante con el voto de confianza de la gente a la cuál le había pedido que votara un cambio. “Votó un cambio y habrá un cambio. Este no es un juego de palabras, es mi promesa y la síntesis del gobierno que hoy empieza”, reafirmaba en sus palabras inaugurales en la Legislatura del Chubut.
Ahí quedó claro que no se trataba de un mandatario más sino del nacimiento de un líder carismático con personalidad fuerte y decisiones firmes “porque la gente no espera que le hablen bien, la gente quiere que le brinden soluciones a sus problemas cada día, cada instante”, le decía a la prensa en aquellas primeras conferencias de las 7 de la mañana, que sin dudas; formaron parte de los primeros cambios que buscaba implementar.
También, característico fue su “andar” que no tenía descanso. “Nosotros venimos a trabajar con una responsabilidad diferente, el de darle soluciones a la gente, ver de qué manera se avanza en culminación de diversos problemas que están anclados desde hace mucho tiempo”, aclaraba.
Agregaba que “Nosotros tenemos bien en claro que no existen feriados, domingos, a los problemas hay que abordarlos de lunes a lunes y con resultados finales positivos, para esos nos dio su voto de confianza la sociedad, el pueblo”.
No cabe dudas que su proyecto de gobernabilidad, completo en la primera etapa de 8 años –desde 2003 hasta 2011- y esta de casi dos años; buscó transformar a la provincia, con un estado presente que puso a la familia en el centro de todas sus políticas públicas e incentivando fuertemente la inversión privada, motor de la economía y la producción.
Tal vez en el último año, producto por su desgaste físico y por no contar con un gabinete de peso como en su primera etapa y -hasta con quiebres entre sus funcionarios-; fue una manera distinta de conducir al Estado con muchos altibajos.
Los pasos de un ganador
“Hay muchos que jamás pensaron que tendríamos este resultado”, sostuvo el 9 de noviembre de 2003, el por entonces justicialista Mario Das Neves cuando pasadas las 23 horas, en su búnker de Trelew; el recuento de los votos lo confirmó como gobernador electo de Chubut por primera vez.
La fórmula Das Neves-Mario Vargas había logrado 82.350 votos (45,59 por ciento), contra los 74.508 (41,25 por ciento) del binomio Lizurume- Van Domselaar.
El 14 de septiembre de 2007, Das Neves, obtuvo su reelección. Nuevamente junto a Vargas había logrado casi el 72 por ciento de los votos. De esta manera, el peronismo había logrado la elección más exitosa desde 1983. Metió los 16 diputados por la mayoría que había en disputa de un total de 27 legisladores.
En el 2011 decidió abandonar todo cargo público, tomó “un poco de aire”; dejando el Ejecutivo en manos de su delfín Martín Buzzi, a quien lo propuso a la gobernación contra la resistencia de muchos dirigentes, junto con el vicegobernador Gustavo Mac Karthy, quienes el 12 de diciembre de ese año, dos días después de haber asumido; se reportaron ante la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner y se convirtieron en kirchneristas. En el presente, Mac Karthy volvió a las filas de Das Neves, abandonado al justicialismo.
El 26 de octubre de 2015, Mario Das Neves, con su nuevo Partido Chubut Somos Todos, le ganaba ajustadamente la gobernación a su ex delfín, Buzzi, del Frente para la Victoria y se convertía así en el único político chubutense en llegar tres veces a la gobernación.
A partir de este miércoles, no sólo quedará su recuerdo de hombre fuerte de la política chubutense, sino saber si la gobernabilidad que continúa será capaz de persistir y no dejar que lo que creen construido se comience a caer.
