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"Es imperiosa una toma de conciencia urgente para Comodoro Rivadavia y su área de influencia"

Alfredo Luenzo, senador de la Nación por la provincia de Chubut.

Por Alfredo Luenzo*

Durante 2015, la precipitación total anual en la ciudad de Comodoro Rivadavia y región cercana fue de 132,9 mm3. Salvo años excepcionales, son raros los ciclos anuales en que supera los 250.

Entre las 17:30 del jueves 30 de marzo y las 9 del sábado 1º de abril pasado, el total de agua caída por precipitación pluvial sumó 287 mm3. Tal volumen acumulado en poco más de 36 horas, resultó catastrófico en todas las zonas de la ciudad.

Los 60 barrios de Comodoro Rivadavia se desarrollan en varios cañadones o valles, precisamente encerrados entre los promontorios arcillosos típicos de la Meseta Patagónica, de una altura que varía entre los 200 y 300 metros de altitud.

Precisamente esas depresiones, en las que en los últimos veinte años se ha duplicado la actual población comodorense de 250.000 habitantes, son las que la naturaleza milenariamente usó como vías de descarga y drenaje del agua de lluvia o nieve derretida, que sin posibilidad de absorción por el terreno arcilloso lava los cerros y arrastra su capa superficial, con casi nula fijación mediante flora autóctona.

Indudablemente, la ciudad aún más productiva del petróleo crudo argentino presenta problemas históricos de infraestructura vial y de servicios de agua y cloacales y de desagüe pluvial, por lo poco previsible de precipitaciones extraordinarias.

Pero sus carencias en ese tipo de infraestructura se muestran ya con el escaso rango de las lluvias de su magro promedio anual de humedad ambiente por todo concepto, cada inicio de otoño. Agravado ello con el invariable ciclo de sudestadas marinas, que producen regulares inundaciones en las estribaciones del propio casco céntrico urbano.

Emergencia

En el reciente fenómeno climatológico ocurrido puntualmente sobre el centro del Golfo San Jorge, donde se erige Comodoro, lo extraordinario de la contingencia puso en un nivel superlativo la gravedad de emergencias de esta naturaleza: durante las 36 horas continuas del fenómeno, y en las 96 horas posteriores, no hubo –ni había- manera de poder satisfacer la total indenfensión en que quedaron miles de hogares, invadidos por el agua, el lodo, con el corte simultáneo de todos los servicios públicos, calles y rutas intransitables, y muchas vías troncales pavimentadas literalmente destruidas.

Las autoridades municipales y provinciales –alertadas por los pronósticos del SMN- desde 48 horas antes organizaron el Comité de Defensa Civil, y difundieron ampliamente la gravedad de las previsiones dadas por los especialistas. No obstante, quedaron inermes ante la realidad, muy superior inclusive a los efectos que se preveían.

Cuando este informe esté siendo analizado, seguramente será ya bastante tarde para la perentoriedad del auxilio que debieron haber muchas familias, personas mayores, niños, enfermos, que no encontraban respuestas adecuadas y oportunas en tiempo, que evitaran afecciones inmediatas a la salud. Por enfriamiento, por humedad, por carencia de agua potable; por la imposibilidad de salir de sus hogares. Por su negativa a abandonarlos y ser evacuados, en el temor de actos vandálicos que, desgraciadamente, existieron.

Es urgente que los poderes del Estado tomemos exacta conciencia de casos como éste; y más aún, que se trabaje preventivamente no ya con protocolos de contingencia, sino con una vital toma de conciencia sobre las insuficiencias estructurales de los conjuntos urbanos.

Comodoro Rivadavia es una de las zonas que más ha aportado al Tesoro Nacional desde el año 1907 en que se descubrió el petróleo. Mientras, gozó del pleno funcionamiento de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en su forma original y existente hasta 1991.

Mientras la empresa petrolera estatal sentaba sus dominios en el lugar, fue prodigioso su accionar en todo ello; a tal punto, que en numerosos conglomerados de la mitad Norte de la ciudad, las redes de servicios y viales, son aquellas que originalmente –pero con la precariedad de lo provisorio, aunque con rápida reparación y mantenimiento cotidiano—construía y mantenía la portentosa empresa… hace 60, 70 u 80 años atrás.

Es imperiosa una toma de conciencia urgente y concreta para con Comodoro Rivadavia y su área de influencia. Ya ni siquiera como alegórica “Reparación Histórica”: se pueden revisar estadísticas nacionales que muestran –con absoluta claridad—que a valores constantes, esa cuenca petrolera entregó a la Nación en los últimos cien años el doble del valor total de la actual deuda externa de nuestra querida Argentina.

No hay manera de reparar a aquella patria chica, semejante desproporción.

* senador de la Nación por Chubut.

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