Este jueves 22 de febrero marcará en la Legislatura del Chubut un momento de definiciones y un futuro claro u oscuro para la provincia, ya que estará entre la aprobación de los diputados de un Pacto Fiscal que llevará a un ajuste fatal o la no aprobación que de alguna manera beneficiará a los trabajadores y su estabilidad laboral, más allá de los intentos del gobernador, Mariano Arcioni de aclarar que eso no ocurrirá, pero lamentablemente sus acciones de pleitesía a un Gobierno Nacional neoliberal demuestra lo contrario y deja al descubierto que la mentira tiene patas cortas.
El Gobierno Provincial, una vez más -y desconociendo lo sucedido el pasado 9 de enero- no quiso escuchar a la Comisión de Receso de la Legislatura del Chubut que está conformada por el oficialismo y la oposición, de que nuevamente no estaban dadas las condiciones para realizar la Sesión extraordinaria este jueves 22 de febrero.
Pero el capricho de Arcioni y su equipo presionaron al titular del Palacio legislativo, Adrián López para que llamará a sesionar a partir de las 15 horas.
Haciendo oído sordo a lo que pueda pasar, con sindicatos en estado de alerta y movilización desde hace una semana, el gobernador será el gran y único responsable de lo que suceda. "Este tipo es un incoherente, inhumano. No se da cuenta de lo que se viene", reconoció un experimentado político de Chubut Somos Todos que supo ser parte del radicalismo histórico del Chubut.
Sin dudas, este día quedará en nuestra historia como provincia, para bien o para mal; con la seguridad de que todo lo ocurrido hasta el momento se pudo haber evitado con un gobierno efectivo. Tal vez, ese deseo quedó en el ayer, allá lejos, antes del 31 de octubre de 2017 cuando todo parecía ser confiable o al menos estaba el intento.
Lo peor es que aún quedan más de 365 días de incertidumbre. Días que estarán entre la posibilidad de generar estabilidad laboral o saber que seguiremos generando desempleo. De esta tarde depende.
