Si bien se sabe que el gobernador del Chubut, Mariano Arcioni no tiene ningún tipo de experiencia política, ni el más pesimista ciudadano de la provincia hubiese imaginado estar en la crítica situación en que están los 600 mil habitantes.
Y lo complicado se ha potenciado desde la incursión en el asesoramiento personal al gobernador de parte del ex diputado nacional radical -durante 12 años- Rafael Cambareri, aquel mismo que destruyó a la Unión Cívica Radical en las elecciones internas del 2003 con la trampa de la famosa urna 303 de una escuela de Comodoro Rivadavia.
Esa acción provocó que las diferencias internas del Partido centenario se acrecentaran y le dieran la posibilidad de llegar al poder al Partido Justicialista.
Cambareri fue uno de los caballeros operadores de aquella interna y posterior paso destructivo del radicalismo chubutense y hoy se está encargando de potenciar decisiones equivocadas junto a errores naturales de la propia personalidad de un ministro Coordinador como Sergio Mammarelli; quien ha logrado que todos los sectores de la comunidad chubutense lo repudien.
Lamentablemente la realidad lo ha superado al señor gobernador, Arcioni, que para muchos -y lo reconoció el propio Gustavo Mac Karthy- "vive teniendo dobles discursos, a la mañana dice una cosa y a la tarde hace otra", reconoció el referente trelewense.
El alto grado de incertidumbre del pueblo está conformando una película al mejor estilo de los guiones escritos por Stephen King que muestra terror a cada hora de los días.
La solución a la crisis económica no aparece y lo definido por el gobierno va sumando lentamente inconvenientes en la manera de vivir de la gente que jamás pensaron que tendrían funcionarios sin sentido común y de espaldas a su creación de bienestar. Quizás, estén seguros que el malestar es mejor.
