Un sabio referente histórico del radicalismo del Valle del Chubut, amante del periodismo, en una oportunidad resaltó que “un líder político se tiene que preocupar por unir, no se tiene que pasar el tiempo pensando en dividir porque tarde o temprano no sólo se le termina su credibilidad, sino que aniquila la búsqueda de un futuro”.

Tal vez, hoy es una buena manera de recordar profundamente aquellas palabras y pensar en serio que es fundamental encontrar el instante de terminar con la grieta, pasar por arriba y entablar un diálogo constructivo con aquellas personas, de la política, de la sociedad en su totalidad que deseen avanzar hacia un futuro mejor.

Como comunidad, tenemos la responsabilidad de pedir a nuestros representantes y a los líderes políticos que dejen de lado las diferencias extremas para abordar los problemas seriamente.

Hoy más que nunca podemos llegar a contar con un período excepcional si se entiende que hay que enfrentar grandes desafíos educativos –pese a un largo tiempo sin clases- y esencialmente de salud y económicos. Con el objetivo claro de que será muy importante la solidaridad por encima del egoísmo y el propósito común por encima del disentimiento.

El país y la provincia del Chubut necesita de una vez por todas, precisamente de todos para sanar heridas, terminar con peleas eternas, dolores y broncas que pudo haber provocado el tiempo de pandemia. Y es primordial dejar de profundizar diferencias que llevan al odio entre las personas, los habitantes de esta bendita región debemos estar unidos, construir oportunidades en base al respeto, al valor humano, ponernos en el zapato del otro que la puede estar sufriendo y tratar de aportar a la construcción de más puentes en base al amor y poder darle lugar a la esperanza, hoy tan perdida. Estamos a tiempo, no desacreditemos la posibilidad.