El Rock, con el correr del tiempo ha sufrido combinaciones dentro del panorama chubutense y según la región ha disparado estilos que han quedado marcados en la piel del público. Vandar es un claro ejemplo de eso. De la mano de “El Griego” Capoz decidió aparecer en el otoño de 1982 y desde ese instante no paró de generar rockanroll con letras que siempre hablaron de nuestra historia patagónica, de nuestra tierra y de nuestras costumbres, en definitiva, del sentir patagónico.
Y ha sido una emoción para miles cuando el pasado 22 de noviembre, el grupo algo renovado compartió sus clásicos sobre el escenario del Teatro José Hernández de Rawson mostrando un camino artístico de 36 años de historia y que en momentos puso a la banda en situaciones complejas, en cambios necesarios de integrantes, pero con el talento intacto al frente.
“Siempre apostamos a dar lo mejor de nosotros, jamás queremos fallarle a la gente, queremos que disfrute”, destacó por principios de los años 90, la voz líder. En esa época en la cual buscaban el sello que les daría lugar a un trabajo de excelencia como “Avenida del Sur”, aquel mismo que provocó una calidad y que se mostró primeramente con “Cruces de Metal” hasta poder disfrutar de punta a punta el disco completo. Ese vinilo que varios tienen guardado en el sentimiento eterno porque nadie duda de que la buena música es compañía los sentidos humanos en cada circunstancia de la vida.
Y ese trabajo discográfico sigue sonando renovado y pareciera que hubiese sido grabado hace unos días y no hace más de veinte años. Cuestión de magia melódica que sigue firme cuando traspasa un parlante.
La banda volvió en una noche larga dando satisfacción de que el bueno rock está presente y que apunta además a integrar a las nuevas generaciones –una muestra clave es su guitarrista y bajista- para no perder el tren del bienestar que ofrece una terapia de rock intensivo patagónico. O, mejor dicho, como te lo muestra en cada lugar que se presenta el sonido junto a la poesía urbana regional de Vandar.
